Acciones del Sector Energético: Por Qué Merecen un Lugar en Tu Cartera

Queremos hablar de un sector que para muchos inversores puede parecer aburrido y con baja rentabilidad, pero que está adquiriendo una importancia cada vez mayor: la energía.

La energía mantiene las luces encendidas en tu casa, alimenta los centros de datos que hacen funcionar la IA, mueve barcos y aviones, y está silenciosamente detrás de casi todos los productos que utilizas a diario. Ya sea desde una perspectiva económica, social o medioambiental, hay algo claro: si inviertes a largo plazo, no puedes ignorar las acciones energéticas.

Alimentando el Mundo Hoy

Antes de hablar de acciones energéticas y ETF de energía, conviene observar la mezcla energética global.

A grandes rasgos, la producción mundial de energía hoy sigue procediendo de:

• Petróleo – 30%

• Carbón – 27%

• Gas natural – 23 a 24%

• Energías renovables (solar, eólica, hidráulica, etc.) – aproximadamente 10 a 15%

• Nuclear – alrededor del 5%

Así que, aunque se hable mucho de energía verde, la realidad es que los combustibles fósiles siguen dominando el sistema energético global. Y la energía nuclear, pese a todo el debate, sigue siendo una pequeña parte del mix energético.

Desde una perspectiva de inversión, esto nos dice dos cosas de inmediato:

1. El viejo mundo aún no ha desaparecido. El petróleo y el gas siguen siendo una parte crucial del sistema y no van a desaparecer de la noche a la mañana.
2. El nuevo mundo avanza rápido. Las renovables y la nuclear parten de una base pequeña, y el crecimiento puede ser muy fuerte, pero también la volatilidad.

Por eso consideramos la energía como una clase de activo en sí misma dentro de una cartera, y no simplemente como un subsector de “utilities” o “materials”.

¿Es la Energía una Clase de Activo que Deberías Tener?

La respuesta corta es que, en nuestra opinión, sí, pero dimensionándola correctamente dentro de la cartera.

Una forma de plantearlo es tratar la energía como un bloque específico dentro de tu cartera. Por ejemplo: “El 5% de mi cartera debería estar en inversiones relacionadas con la energía”.

Ese 5% (o el porcentaje que elijas) puede dividirse entre distintos segmentos.

Productores de petróleo y gas:

Como Exxon Mobil Corp. (XOM:xnys), Shell PLC (SHEL:xlon) o TotalEnergies SE (TTE:xpar), que proporcionan exposición a la base energética tradicional.

Empresas de energías renovables:

Como NextEra Energy Inc. (NEE:xnys), Iberdrola (IBE:xmce), GE Vernova LLC (GEV:xnys) o el actor emergente First Solar (FSLR:xnas), que ofrecen exposición a los innovadores en energías renovables que están ganando cuota de mercado.

Productores de energía nuclear:

Como Constellation Energy Corp. (CEG:xnas), Duke Energy Corp. (DUK:xnys) o el innovador Nano Nuclear Energy (NNE:xnas), que dan exposición a nuevas tecnologías como reactores nucleares modernos y más limpios, o incluso reactores modulares pequeños, generando optimismo entre los inversores.

Servicios relacionados con la energía:

Empresas que fabrican equipamiento (turbinas, paneles solares, baterías, redes eléctricas), como Vestas Wind Systems A/S (VWS:xcse), el mayor productor mundial de turbinas eólicas, o Siemens Energy AG (ENR:xetr), un gigante global de infraestructura y equipamiento energético.

Proveedores de materiales:

Como los productores de uranio, por ejemplo Cameco Corp. (CCO:xtse), Paladin Energy Ltd (PDN:xasx) o Uranium Energy Corp. (UEC:xase).

Si te interesan tecnologías orientadas al futuro con grandes oportunidades de crecimiento para los inversores, te recomendamos leer nuestro artículo Por qué Elon Musk cree que los robots con IA serán su mayor producto hasta la fecha

Invertir en Petróleo y Gas con ETF

Puedes invertir en acciones energéticas a través de fondos cotizados (Exchange-Traded Funds, o «ETFs»), disponibles en nuestras plataformas de trading. La ventaja de los ETF es que son más sencillos y económicos (frente a comprar una cartera de acciones individuales) para obtener exposición diversificada de forma inmediata a subsectores de la energía (nuclear, renovables, servicios terciarios, etc.) comprando una cesta completa de acciones.
Esta diversificación permite reducir el riesgo específico de empresa asociado a la selección de acciones individuales.

La mayoría de los ETF de energía siguen estando centrados en el ámbito tradicional: petróleo y gas, exploración y producción.

Ejemplos habituales incluyen:

• Un ETF centrado en compañías de exploración y producción de petróleo y gas, como el iShares STOXX Europe 600 Oil & Gas UCITS ETF (EXH1:xetr).

• Un ETF de “energía mundial” más amplio, donde la exposición principal sigue siendo al sector del petróleo y el gas, pero con mayor diversificación, como el iShares MSCI World Energy Sector UCITS ETF (WENS:xams).

Con un ETF amplio, es normal preguntarse: ¿en qué estoy invirtiendo exactamente?

Un ETF global del sector energético suele incluir una mezcla algo más amplia de compañías energéticas (aunque a menudo sigue dominado por grandes petroleras como Shell, BP o Exxon Mobil), con distintos niveles de costes corrientes.

En esencia, estás invirtiendo en:

• Productores upstream (exploración y extracción).

• Grandes integradas (desde el pozo de petróleo hasta la gasolinera).

• En algunos casos, empresas de equipamiento y servicios vinculadas a la cadena de valor del petróleo y el gas.

Invertir en acciones de petróleo y gas tiene ventajas y desventajas que los inversores deben considerar.

Ventajas:

• Elevados flujos de caja, especialmente cuando los precios de la energía son altos.

• A menudo, buenos dividendos.

• Profundamente integradas en la economía global y las cadenas de suministro.

Desventajas:

• Exposición a la volatilidad de los precios de las materias primas.

• Presión política, regulatoria, ESG y normativa.

• Vientos estructurales en contra a largo plazo a medida que el mundo avanza hacia la descarbonización.

El petróleo y el gas no están “muertos”, pero es un sector en el que hay que ser realista: se invierte en una industria en transición, con riesgos estructurales a largo plazo si no consigue adaptarse.

Si te interesa invertir en materias primas críticas para la transición energética y otras tecnologías clave del futuro, te recomendamos leer nuestro artículo: Se Avecina una Escasez de Plata: ¿Es 2025 el Momento de Invertir en Plata?

Invertir en Energías Renovables con ETF

Hablemos ahora de los ETF de energías renovables, la parte “feel-good” de la inversión en energía, que viene acompañada de una realidad exigente.

Existen:

• ETF centrados exclusivamente en energía solar, como el Invesco Solar Energy UCITS ETF (S0LR:xetr);

• ETF centrados exclusivamente en energía eólica, como el Invesco Wind Energy UCITS ETF (WDEY:xetr); y

• ETF más amplios de “energía limpia”, como el iShares Global Clean Energy Transition UCITS ETF (INRG:xmil).

Las cestas amplias de renovables incluyen una mezcla de energía eólica, solar, tecnología de redes y fabricantes de equipamiento relacionado.

Aquí está el problema:

Muchos inversores que hace una década “querían ayudar al planeta” y se lanzaron a los ETF solares se llevaron una sorpresa desagradable: muchos han perdido una cantidad significativa de dinero, a pesar del excelente relato a largo plazo.

¿Por qué ocurrió esto?:

• Competencia de precios muy intensa.

• Exceso de capacidad en algunas partes del mercado.

• Cambios regulatorios y riesgo de subsidios.

• Expectativas excesivamente altas descontadas durante la fase de “hype”.

Por ello, si crees en la energía limpia (y muchos lo hacemos a largo plazo), suele tener más sentido considerar ETF de renovables más amplios, en lugar de productos muy concentrados solo en solar o eólica.

Los ETF amplios de energías renovables distribuyen el riesgo entre múltiples tecnologías y regiones, e incluyen una variedad de empresas, entre ellas las dedicadas a infraestructuras de red, inversores y otros componentes esenciales, manteniendo la exposición a la transición energética pero con menor riesgo específico de empresa o tecnología.

Invertir en Energía Nuclear y Uranio con ETF

La energía nuclear representa hoy el discreto 5% de la producción energética global, pero ha vuelto al centro del debate y ha experimentado un notable auge de interés entre los inversores en los últimos años debido a:

• El aumento de la demanda energética de los centros de datos donde se entrenan modelos de IA.

• La aparición y comercialización de reactores nucleares modulares pequeños, que los hacen más asequibles.

• El reconocimiento de la energía nuclear como fuente renovable por parte de algunos gobiernos europeos.

• Una mayor aceptación por parte de gobiernos que antes eran escépticos o contrarios, por motivos de seguridad, medioambiente o consideraciones morales (por ejemplo, Alemania).

Las ventajas de la energía nuclear frente a otras renovables incluyen:

• Producción base estable sin emisiones de CO₂ (ya que otras renovables dependen del sol y el viento).

• El crecimiento exponencial de las necesidades energéticas de las comunicaciones, centros de datos, IA y electrificación.

• El hecho de que el petróleo, el gas y el carbón son cada vez más complejos desde el punto de vista político y medioambiental.

Existen ETF especializados en nuclear y uranio, por ejemplo:

• ETF centrados en productores de uranio y empresas relacionadas, como el Global X Uranium UCITS ETF (URNU:xetr).

• ETF que combinan utilities nucleares y minería de uranio en un solo producto, como el VanEck Uranium and Nuclear Technologies UCITS ETF.

Estos ETF pueden resultar interesantes si crees que la energía nuclear tendrá un papel más relevante en el mix energético a largo plazo. Pero, de nuevo, son productos muy nicho, bastante volátiles y, a menudo, con costes elevados.

Hablamos mucho de IA y de la necesidad de enormes centros de datos. Pero, desde nuestro punto de vista, una de las oportunidades más interesantes es la infraestructura digital que protege estos sistemas frente a ataques.
Si quieres profundizar en este tema, te recomendamos leer nuestro artículo: Crisis de Ciberseguridad: ¿Cómo Pueden los Inversores Beneficiarse?

China: El Motor de la Transición Energética

Llegamos ahora a la parte que muchos inversores en Europa y Estados Unidos subestiman: China.
A menudo se habla de China como el “gran contaminador”, y es cierto que es una de las mayores fuentes de emisiones de CO₂ del mundo. Pero se suele olvidar que una gran parte de lo que producen es para nosotros, los occidentales. Nosotros consumimos los productos y ellos asumen las emisiones.

Al mismo tiempo, China ha construido silenciosamente una enorme ventaja estratégica en la transición energética:

• Más del 90% de la producción mundial de paneles solares se concentra en China.

• Aproximadamente el 80%+ de la producción global de turbinas eólicas procede de China.

• Entre el 80 y el 90% de los elementos de tierras raras clave para la energía solar, las baterías y otras tecnologías verdes están controlados por empresas chinas o cadenas de suministro chinas.

Y no se queda ahí. China produce el hardware para las energías renovables (paneles solares, turbinas, baterías, etc.) y además produce y consume enormes cantidades de energía.

Mientras tanto, en Europa nos encontramos atrapados en lo que podría llamarse un trilema energético:

• ¿Construimos todo nosotros mismos con campeones locales?

• ¿Importamos tecnología de Estados Unidos?

• ¿O seguimos comprando componentes críticos a China?

Desde una perspectiva de inversión, ignorar completamente a China en energía limpia, baterías y tierras raras es casi como intentar invertir en semiconductores sin mirar a Taiwán.

Riesgo China

Como es de esperar, aunque existen grandes oportunidades en el sector energético chino, también hay riesgos significativos para los inversores occidentales, entre ellos:

• Riesgo de divisa.

• Mayor volatilidad que la de una utility europea media.

• Riesgo geopolítico y amenaza de aranceles y guerras comerciales.

Para muchos inversores, una solución intermedia es acceder a este tema a través de ETF globales de energía limpia, que de forma natural tienen un peso elevado en productores chinos, ya que es donde se concentra la mayor parte de la producción.

Construir Tu Propia Mini-Cartera de Acciones Energéticas

¿Cómo convertir toda esta información en algo práctico? Una forma de estructurarlo es la siguiente.

Decide tu asignación:

Por ejemplo: “Quiero un 5% de mi cartera en acciones energéticas.”

Elige tu combinación de temas:

Por ejemplo: 2% en ETF amplios de energía / petróleo y gas, 2% en ETF de energía limpia / transición energética, y 1% en nuclear / uranio o una selección de acciones individuales de la transición energética

Diversifica por regiones:

• ETF globales (que incluirán de forma natural muchas compañías estadounidenses y chinas).

• Empresas europeas si deseas evitar riesgo adicional de divisa.

Ten claro qué estás comprando:

• ¿Estás comprando exposición a precios de materias primas?

• ¿Estás comprando fabricantes de equipamiento (turbinas, solar, baterías)?

• ¿Estás comprando proveedores de redes e infraestructuras energéticas?

Acepta la volatilidad:

Las acciones energéticas, especialmente las renovables y la nuclear, están lejos de ser un camino tranquilo. Cambios regulatorios, subsidios, tipos de interés, precios de materias primas y tensiones geopolíticas influyen de forma decisiva.

Y, lo más importante, no tienes que elegir un “ganador”. Puedes construir una cesta que distribuya el riesgo entre distintas tecnologías y geografías.

Reflexión Final: La Demanda Energética No Va a Desaparecer

Un último punto que a menudo se pasa por alto: solo la demanda energética de los centros de datos y la computación en la nube se espera que crezca desde alrededor del 2% del consumo energético global hasta potencialmente 10–20% en los próximos años. Y eso es solo un segmento.

A ello hay que añadir:

• Crecimiento de la población en países en desarrollo

• Electrificación del transporte

• Reindustrialización

• IA y automatización

Es difícil construir un escenario a largo plazo en el que la demanda energética global no aumente.
Por eso consideramos que la energía es una clase de activo por derecho propio, y que es fundamental incluir acciones energéticas en una cartera orientada al futuro.